Por Manuela
Velásquez Osorio
Darío Velásquez es un melómano que lleva
20 años investigando sobre el tango. Fue este género musical el que le acompañó
desde su infancia, como él dice: “El gusto comenzó desde la cuna”. Por eso,
hace 7 años decidió rendirle un homenaje a las melodías y a los intérpretes que
siempre ha admirado, para ello construyó El Viejo Almacén, un sitio lleno de
canciones, cuadros, biografías y hasta una enciclopedia musical realizada por
él mismo.
Al yo llegar a su apartamento baja con
rapidez las escaleras, quizá desea hablar de lo que más le gusta: el tango.
Comenta que días atrás otro hombre conocedor de música (como él) le había
realizado una entrevista… sí que le apasiona el tema. Se sienta cómodo en la
sala y comienza la conversación.
Ojos azules, cara larga y pelo muy
negro para sus años: ese es Darío Velásquez, un aficionado y estudioso de la
música. Como se crió escuchando las canciones que ponían sus padres y abuelos
desde muy pequeño tiene en su mente las letras de algunos boleros, una que otra
ranchera y todos los tangos.
Cuando era pequeño escuchaba las
canciones, les prestaba atención, se aprendía las letras, pero fue el pasar del
tiempo el que acrecentó su amor por esa música tan especial, como él mismo la
denomina. Entonces, comenzó a estudiarla, se dedicó a leer sobre el tango, a
asistir a eventos musicales y a visitar lugares como el Salón Málaga, El Patio
del Tango y La Casa Gardeliana, sitios donde se reúnen los amantes de la música
a hacer tertulias, ver shows en vivo y a tomar tinto, ron o aguardiente.
Cada tango tiene una historia, cuenta
una problemática o describe una realidad, es música con un trasfondo amplio.
¿Usted alcanzaba
a dimensionar la temática de las canciones cuando era pequeño?
“Pues yo escuchaba las historias de las
canciones, claro que había cosas que uno de niño no dimensiona pero luego al
estudiar el género y con los años uno se percata de lo que hay de fondo. Ahora
ya he profundizado mucho en el tema, he leído muchos libros e internet me ha
facilitado mucha información”.
Más que un
género musical, el tango es poesía
Darío conoce también de rancheras,
boleros y música mexicana, pero es el tango el género que lo apasiona porque
según él: “La letra del tango es poesía, es muy especial, muy profunda”.
Lleva 20 años recopilando información
y estudiando lo que él denomina “los poetas del tango”, es decir, los
compositores y letristas.
Carlos Gardel, “Carlitos”, como él lo
nombra, es su gran ídolo. Cuenta con entusiasmo y con voz viva que Gardel fue
el primer cantante de tango conocido mundialmente, quien dio a conocer el
género en Europa y en América. Como Darío ha estudiado este personaje a la
perfección considera que lo conoce, por eso se siente en confianza para
nombrarlo en diminutivo y se refiere al él con tanta seguridad que da la
impresión de que en un pasado fueron amigos.
Un gusto
que se convirtió en afición
“Yo tengo un salón de música en mi
casa de Jardín, Antioquia, que se llama El Viejo Almacén, lo nombré así porque
este es uno de los sitios de tango más conocidos en Buenos Aires, la capital mundial
del tango, y donde nacieron muchos de los más importantes cantantes y
compositores. Es difícil saber cuantas canciones tengo allí porque en realidad
hay desde boleros hasta música tropical”
¿Cuando
nace el interés de construir El Viejo Almacén?
“En Medellín existió hace tiempo un
sitio que también se llamaba así, quedaba por el Éxito de la avenida Colombia,
eso fue hace unos 35 años, entonces conocí ese lugar y me surgió la idea.
Estudié mucho y comencé a recopilar información y fue hace 7 años que organicé
el salón con todo lo que yo tenía: música, fotos, biografías, y en general,
todo el material de libros”.
Al principio todo comenzó por un
simple gusto, pero con el tiempo, después de encontrarse con tanta información
musical en sus propias manos, decidió realizar una enciclopedia. Tiene
alrededor de 20 volúmenes y está compuesta por la investigación que él mismo
hizo acerca de biografías de los artistas, obras de los autores tanguistas y
crónicas de sus vidas.
Darío comenta con orgullo que nadie le
ayudó ni con la adecuación de El Viejo Almacén, ni con la recopilación de la
información. “Todo lo hice yo, aunque a Ligia (esposa) y Daniel (hijo), les
gusta también esa música, toda la información la extracté yo. En verdad si le
he dedicado mucho tiempo a consultar, preguntar y a conversar con personas que
saben del tema”.
Detrás de
cada tango hay una historia, un drama
¿Para una
persona que no sepa qué es el tango, como se lo definiría?
“Muy sencillo, el tango es una letra
triste que se baila, esa es la definición que dio Santos Discépolo, el compositor de tango más grande que ha dado la
historia. Y para mi, un tango es una novela que dura tres minutos, porque cada
uno es una historia de vida, ya sea de un hermano, un amigo, una madre que
tiene un drama”.
Con voz fuerte, después de
haber hablado sobre las historias que recitan los tangos, Darío menciona la
canción Cambalache, compuesta por Santos Discépolo, cierra por instantes sus
ojos azules y comenta que este es uno de los tangos más famosos. “Si tu
escuchas Cambalache, te das cuenta de que aunque es una composición de hace 70
años más o menos, eso sigue ocurriendo, dice por ejemplo: ‘el mundo fue y
seguirá siendo una porquería en el 506 y en el 2000 también’, y vas
profundizando y te das cuenta que ¡no cambia la situación! El tango habla de
los atropellos, las injusticias, las dictaduras militares, la posición social,
y en fin de la realidad”.
¿Cuáles son sus tres canciones preferidas?
“Tormenta, de Discépolo, Caminito
y Volver, las dos de Gardel.” Aunque a mí me gustan todos los tangos,
obviamente que estén bien interpretados.”
Un género con más de 100 años de historia
En sus inicios, el tango solo
era música y se bailaba entre hombres en las barriadas de Buenos Aires, luego,
según Darío, Gardel internacionalizó este género, le dio estatus, pero en
principio el tango era música netamente popular, ya después surgieron las
grandes orquestas y pasó de ser música de solo bares y de calle, a los salones
sociales y eventos.
“El tango aún vive, persiste y no morirá jamás”
Darío Velásquez afirma que no
le encuentra sentido a mucha de la música de hoy en día. Con convicción asegura
que no es lo suyo, “tengo muy mal concepto por la música de hoy, no me gusta,
es que no le encuentro mensaje, ni sentido, mucho menos ritmo, me parece
desabrido”, afirma con su acento paisa.
Para este melómano el tango no
solo lo escucha la gente adulta, o la gente de antes, porque aunque es un
género antiguo aún vive, persiste y no morirá jamás, “mira que de Gardel se
dice: ´cada vez canta mejor´, se escucha mal por la técnica que se utilizaba en
ese entonces, pero se escucha mejor por la calidad de la voz, son voces que no
hay con qué compararlas en relación con lo que uno escucha hoy”. En realidad si
hay muchos jóvenes aficionados al tango, conocedores del género y con grupos
musicales (saca de una gran bolsa con documentos una entrevista a una joven
tanguista), dice: “léela y te darás cuenta que todavía hay jóvenes con oído”.
Como aficionado del tango su
gran sueño es visitar Buenos Aires y está seguro que pronto lo hará, dice: “Antes
de morir tengo que ir y conocer el cementerio Chacarita, donde están los restos
de Carlitos (Gardel), la calle Corriente y El Viejo Almacén”.
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