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lunes, 8 de abril de 2013

El pequeño salsero


“Mi sueño es viajar, tocar en todas partes, hasta en la Luna”


Por Natalie Posada Franco

En medio de juegos pirotécnicos, marranadas y un ambiente de fiesta con música decembrina, mi madre Olga Lucía Tobón Roldan desempaca un regalo que contenía mi primer instrumento musical.

Con tan solo 3 años de edad tomé la tambora que me obsequió mi madre, en medio de la fiesta comencé a imitar el ritmo que llevaba la canción que por instinto y con ritmo, ambas manos trabajaban con disociación.

Este fue mi primer encuentro con la música, mi mundo estaba rodeado de instrumentos como trompetas, cencerros, maracas, pianos entre otros que durante mi infancia me hacían soñar.

Cambiaba mis horas de juego por observar como practicaba la orquesta a la que pertenecía “Joseph Tito Montoya”, mi padre y director del grupo músical “Pachanga Orquesta”. Sus integrantes me dieron la oportunidad de explorar ese mundo tan maravilloso de los instrumentos y fueron mi trampolín para introducirme en este género de la música cubana y caribeña tradicional.

Pablo Montoya Tobón es un estudiante destacado de grado once del colegio Guillermo Taborda de la ciudad de Medellín. Al finalizar la semana todos sus compañeros organizaban salidas y rumbas nocturnas, algo completamente normal en adolescentes al llegar otro fin de semana más. Mientras tanto por la mente de Pablo pasaninstrumentos, canciones y muchas horas de práctica, acompañado de los integrantes de “Pachanga Orquesta”, todos mayores de 40 años, menos él, quien solo tenía 17.

Su primer instrumento fue la percusión y tiempo después abarco el bongo, la conga y el timbal, los cuales son los instrumentos básicos de la salsa. Pablo, tuvo la suerte de tener unos tutores cubanos que pertenecían a la orquesta, pero por otro lado sin perder la raíz folclórica y sin dejar atrás su cultura colombiana también toco redoblante, bongo y caja vallenata.

Durante su vida escolar, Pablo conoció a Juan Guillermo Taborda (director del colegio Guillermo Taborda) con el cual hizo gran empatía pues ambos eran músicos, Juan Guillermo retirado de un grupo llamado “Estampa Sureña”.

Él sabía el talento que tenia uno de sus alumnos y sin pensarlo dos veces le ofreció enseñarle a tocar guitarra. Pablo aprendió con facilidad, pues tenía el oído y el don de aprender la armonía, la tonalidad y la afinación. Practicó este instrumento durante 4 años sin abandonar la percusión.

Después de años de trabajo y práctica junto a su director y profesor, tuvieron la idea de armar un grupo o una banda de música en el colegio pues ya habían observado el talento de muchos estudiantes. esta idea tuvo mucho éxito pues conformaron el grupo e hicieron varias presentaciones bajo el cargo de Pablo.

Juan Guillermo le ofreció aprender a tocar otro instrumento más, “el bajo” y aunque al comienzo no fue de su agrado, debido a que este instrumento es bastante grande y Pablo tiene una contextura pequeña y jamás se imaginaria tocando un instrumento de estos, decidió intentarlo y al ver la importancia que este tiene dentro de un grupo musical comenzó a cogerle cariño.

De igual manera paso con el piano, pues la responsabilidad de escribir las partituras para su grupo y para otras orquestas ya hacían parte de su día a día y el piano le ayudaba a guiarse durante su inspiración pues como dicen todos los músicos: “el piano es el instrumento más completo”.

Después de aprender a tocar la percusión, el bajo y el piano, Pablo comenzó a ver más oportunidades laborales aparte del grupo “Pachanga Orquesta”. Fue invitado a pertenecer al mismo grupo de su tutor Juan Guillermo y como su pupiloentro a “Estampa Sureña”, agrupación que se dedica a dar serenatas.

Gracias a todas estas oportunidades Pablo decidió asumir la responsabilidad de pagarse sus estudios, pues su madre es quien cargaba con todos los gastos en la casa.
Durante los grados 7, 8 y 9 Pablo estudiaba y trabajaba, obteniendo notas de excelencia llevándolo a ganar la beca delcolegio para los grados 10 y 11, a partir de allí continuo ayudando en los gastos de su casa.

Aquí apenas comienza la vida de Pablo, su experiencia y amor hacia la salsa han hecho de él un hombre con visión y sueños por cumplir, sin dudarlo dos veces decide estudiar música, con la expectativa de entrar a la Universidad EAFIT o la Universidad de Antioquia, se encuentra enfocado en la música instrumental y considera que gracias a sus conocimientos de música clásica puede entrar a aprender con mayor facilidad una de sus pasiones, la música jazz.

Pablo, como muchos otros estudiantes que apenas van a ingresar a la Universidad, ha recibido comentarios acerca del estudio que va a realizar, con dudas y cuestionamientos acerca de las oportunidades de empleo en un futuro y aunque es una carrera difícil está decidido, pues en realidad él no se ve ni como abogado, ni como médico, ni como ingeniero.

Cree que la música es necesaria para el hombre y si en realidad alguna persona quiere estudiar música es porque le nace del corazón y al igual en que todas las carreras, piensa que la persona es la que hace al profesional.

A parte de la música, Pablo se dio cuenta gracias a Robinson Posada “el parcero del Popular número ocho”, cuentista de Medellín, que le gustaba la actuación.

Tuvo oportunidad de pertenecer a un show con la Orquesta y fue de Robinson quien aprendió la actuación “en tabla” como la llaman los teatreros. Sin darse cuenta Pablo continuaba metido en todo lo relacionado al arte y sin dudarlo mezclo estos dos talentos. Actualmente realiza presentaciones en el Águila descalza y en el Pablo Tobón Uribe.

Este joven salsero de corazón, que mezcla y da vida a nuevas melodías es guiado por artistas de la ciudad y con ídolos como Juan Luis Guerra es hoy un guerrero y un talento más de la ciudad de Medellín.

Sin importar su edad y su estrato social, sabe lo que tiene, hacia donde va y cuál es su pasión.

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