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lunes, 8 de abril de 2013

“Cada nota musical es una pizca de alegría para mi vida”: Pablo López


La música ha sido, desde siempre, la principal fuente de inspiración para este joven artista innato que ha logrado unir en su vida tres artes diferentes: la música, el dibujo y la poesía.


Por María Camila Cardona Aguirre        
                                                       
Nos encontramos un día lluvioso en uno de sus lugares favoritos, Ciudad del Río. A pesar del frío y lo bastante mojado que se encontraba llegó con una sonrisa de oreja a oreja, en compañía de dos de sus inseparables amigos: sus instrumentos.

Encontramos algo en común, el gusto por el helado en los días lluviosos, esto proporcionó que iniciáramos una amena conversación, en lugar de una entrevista con solo formalidades.

Pablo es un a creador innato, a pesar de que en algún momento pensó en dedicarse a la ingeniería, supo a tiempo que su vida era el arte en cualquiera de sus manifestaciones. La poesía, el dibujo y la música se convierten en una sola en su mente, sus cuadernos resguardan imágenes, pinturas, versos e “intentos” de canciones, pues según él, la composición es una de las artes más difíciles.

Me cuestionaba la manera en que articula el dibujo, la música y la poesía. Al respecto relató que la principal fuente de inspiración para sus obras es la música, pero que en realidad nunca se ha puesto a pensar cómo hacer para meter estas tres juntas. Al respecto también dijo: “simplemente hay ocasiones en las que una canción evoca ciertas cosas que sirven como fuente de inspiración para dibujos y de repente a partir de estos dibujos puedo escribir versos. La música es mi inspiración inconsciente pero constante”.

Dijo además que en cuanto a la escritura, últimamente se ha impuesto un reto personal: aprender a darle coherencia a sus escritos de tal forma que en algún momento pueda escribir canciones formalmente.

Sus orígenes en la música


Pablo manifiesta estar seguro de que la música forma parte integral de su vida, pero a través de una conexión desconocida pues nunca se ha topado con ella de una manera formal. Su historia musical ha estado determinada por impulsos y curiosidades con respecto a algunos instrumentos musicales y la selección de sus canciones y grupos favoritos.

“Mi primer acercamiento a la música fue como el de muchos, una especie de juego de niños”, dice con una sonrisa pícara. A muy temprana edad, junto con sus primos, formó una banda inspirada en Blink 182. Uno de sus primos tocaba la guitarra, el otro el bajo y él, casi que por descarte, eligió la batería. Pablo nunca antes había asistido a clases, ni siquiera tenía una de verdad así que decidió empezar a practicar con sillas y viendo videos en YouTube.

Una vez consiguió cierta destreza en la interpretación de ese intrumento, Pablo continuó ensayando con otros instrumentos musicales. Su proceso fue similar al que emprendió cuando comenzó a tocar la batería, es decir, prácticas diarias, observación de tutoriales en internet, audición de piezas musicales, y todo con el fin de conseguir una mayor familiaridad con el ámbito musical en el cual se estaba introduciendo. En palabras de Pablo: “Yo no soy músico, solo soy un enamorado y apasionado por lo que la música causa en mi”.

La alegría hecha instrumento


Pablo es un amante de las cosas alegres, le encanta ver sonreír a la gente y eso quiere causar con sus creaciones. De ahí que la música haya logrado potenciar todas sus alegrías y canalizar sus tristezas. “Cada nota musical es una pizca de alegría para mi vida”, afirma.

“A pesar de que la música en conjunto es una manifestación de alegría, conocí un instrumento que siempre logra recrear un ambiente reconfortante y de felicidad: el ukulele”, dice mientras trata de demostrarlo haciendo sonar algunos acordes.

Este instrumento de origen hawaiano se convirtió en el alma gemela musical de Pablo pues, según él, logra transmitir emociones en cada uno de los sonidos emitidos, pero en particular estas emociones son alegres.

“El ukulele es sin duda mi instrumento favorito, es mi compañero inseparable, con el ukulele puedo recrear, transformar, imponer pero todo a través de sus notas alegres”, dice Pablo.

 Su estilo de vida musical


La vida musical de Pablo ha transcurrido en la informalidad, nunca ha querido profesionalizarse en el tema, pues considera que cuando alguien depende de lo que le apasiona poco a poco va perdiendo el gusto por lo que hace. Esto lo manifestó en lo siguiente: “he decidido hacer de la música mi hobbie permanente, pues cuando se hacen las cosas bajo presión dejan de ser divertidas y apasionantes”.

Tanto en el dibujo como en la música Pablo aplica la teoría de que no todo necesariamente debe tener un sentido, en ocasiones las líneas y las notas fluyen informalmente dejando salir sentimientos o simples ideas. “Las cosas en la vida deben disfrutarse desde las sensaciones que nos producen de primera mano, no siempre hay que buscar la profundidad de todo”.

A pesar de la libertad que Pablo impone a su vida musical, trata de seguir una hoja de ruta en la que las palabras ensayo y error son muy importantes. Nada se construye de un día para otro, las grandes obras surgen de múltiples intentos fallidos. “La perseverancia y la práctica constante son la clave para obtener grandes obras” planteó Pablo.

El encuentro finalizó en medio de notas musicales y bellas canciones, las favoritas de Pablo.

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