La música ha sido, desde siempre, la principal fuente
de inspiración para este joven artista innato que ha logrado unir en su vida
tres artes diferentes: la música, el dibujo y la poesía.
Por María Camila
Cardona Aguirre
Nos encontramos un día lluvioso en uno de sus lugares
favoritos, Ciudad del Río. A pesar del frío y lo bastante mojado que se
encontraba llegó con una sonrisa de oreja a oreja, en compañía de dos de sus inseparables
amigos: sus instrumentos.
Encontramos algo en común, el gusto por el helado en
los días lluviosos, esto proporcionó que iniciáramos una amena conversación, en
lugar de una entrevista con solo formalidades.
Pablo es un a creador innato,
a pesar de que en algún momento pensó en dedicarse a la ingeniería, supo a
tiempo que su vida era el arte en cualquiera de sus manifestaciones. La poesía,
el dibujo y la música se convierten en una sola en su mente, sus cuadernos
resguardan imágenes, pinturas, versos e “intentos” de canciones, pues según él,
la composición es una de las artes más difíciles.
Me cuestionaba la manera en
que articula el dibujo, la música y la poesía. Al respecto relató que la
principal fuente de inspiración para sus obras es la música, pero que en
realidad nunca se ha puesto a pensar cómo hacer para meter estas tres juntas.
Al respecto también dijo: “simplemente hay ocasiones en las que una canción
evoca ciertas cosas que sirven como fuente de inspiración para dibujos y de
repente a partir de estos dibujos puedo escribir versos. La música es mi
inspiración inconsciente pero constante”.
Dijo además que en cuanto a
la escritura, últimamente se ha impuesto un reto personal: aprender a darle
coherencia a sus escritos de tal forma que en algún momento pueda escribir
canciones formalmente.
Sus orígenes en la música
Pablo manifiesta
estar seguro de que la música forma parte integral de su vida, pero a través de
una conexión desconocida pues nunca se ha topado con ella de una manera formal.
Su historia musical ha estado determinada por impulsos y curiosidades con
respecto a algunos instrumentos musicales y la selección de sus canciones y
grupos favoritos.
“Mi primer acercamiento a la
música fue como el de muchos, una especie de juego de niños”, dice con una
sonrisa pícara. A muy temprana edad, junto con sus primos, formó una banda
inspirada en Blink 182. Uno de sus primos tocaba la guitarra, el otro el bajo y
él, casi que por descarte, eligió la batería. Pablo nunca antes había asistido
a clases, ni siquiera tenía una de verdad así que decidió empezar a practicar
con sillas y viendo videos en YouTube.
Una vez consiguió cierta
destreza en la interpretación de ese intrumento, Pablo continuó ensayando con
otros instrumentos musicales. Su proceso fue similar al que emprendió cuando
comenzó a tocar la batería, es decir, prácticas diarias, observación de tutoriales
en internet, audición de piezas musicales, y todo con el fin de conseguir una
mayor familiaridad con el ámbito musical en el cual se estaba introduciendo. En
palabras de Pablo: “Yo no soy músico, solo soy un enamorado y apasionado por lo
que la música causa en mi”.
La alegría hecha instrumento
Pablo es un amante de las
cosas alegres, le encanta ver sonreír a la gente y eso quiere causar con sus
creaciones. De ahí que la música haya logrado potenciar todas sus alegrías y
canalizar sus tristezas. “Cada nota musical es una pizca de alegría para mi
vida”, afirma.
“A pesar de que la música en
conjunto es una manifestación de alegría, conocí un instrumento que siempre
logra recrear un ambiente reconfortante y de felicidad: el ukulele”, dice
mientras trata de demostrarlo haciendo sonar algunos acordes.
Este instrumento de origen
hawaiano se convirtió en el alma gemela musical de Pablo pues, según él, logra
transmitir emociones en cada uno de los sonidos emitidos, pero en particular
estas emociones son alegres.
“El ukulele es sin duda mi
instrumento favorito, es mi compañero inseparable, con el ukulele puedo
recrear, transformar, imponer pero todo a través de sus notas alegres”, dice
Pablo.
Su estilo de vida musical
La vida musical de Pablo ha
transcurrido en la informalidad, nunca ha querido profesionalizarse en el tema,
pues considera que cuando alguien depende de lo que le apasiona poco a poco va
perdiendo el gusto por lo que hace. Esto lo manifestó en lo siguiente: “he
decidido hacer de la música mi hobbie permanente, pues cuando se hacen las
cosas bajo presión dejan de ser divertidas y apasionantes”.
Tanto en el dibujo como en la
música Pablo aplica la teoría de que no todo necesariamente debe tener un
sentido, en ocasiones las líneas y las notas fluyen informalmente dejando salir
sentimientos o simples ideas. “Las cosas en la vida deben disfrutarse desde las
sensaciones que nos producen de primera mano, no siempre hay que buscar la
profundidad de todo”.
A pesar de la libertad que
Pablo impone a su vida musical, trata de seguir una hoja de ruta en la que las
palabras ensayo y error son muy importantes. Nada se construye de un día para
otro, las grandes obras surgen de múltiples intentos fallidos. “La
perseverancia y la práctica constante son la clave para obtener grandes obras”
planteó Pablo.
El encuentro finalizó en
medio de notas musicales y bellas canciones, las favoritas de Pablo.
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